La alergia es una reacción patológica del sistema inmune del organismo que se encarga de proteger ante las infecciones y los tumores. Es una respuesta inflamatoria exagerada ante algunos estímulos (o antígenos) que son inocuos y perfectamente tolerados por la mayor parte de la población.
Esta puede ser aguda o crónica y más o menos intensa, según cuál sea el órgano o tejido donde se desarrolla la alergia o respuesta inmunitaria anómala.
Se manifiesta de diversas formas: en la dermatitis atópica, la urticaria o el angioedema, la piel es el órgano afectado. En el caso de las rinitis alérgicas o en el asma bronquial es el sistema respiratorio el afectado, mientras que en los casos más graves, como en el «shock» anafiláctico, afecta a todo el organismo y puede conducir a la muerte.
Existe una clara predisposición familiar: si los dos progenitores sufren patología alérgica, existen por lo menos un 50% de probabilidades de que un niño sea alérgico. La exposición a diferentes agentes antigénicos (que estimulan las reacciones inmunológicas de tipo alérgico) y la posterior sensibilización del organismo son los determinantes para que se inicie el proceso alérgico y puede ser por distintas vías: digestiva, cutánea, respiratoria.
La mayoría de las alergias se desarrollan en la primera etapa de la infancia.
El polvo acumulado en los muebles, el pelo de las mascotas y los edredones de plumas son las causas más comunes de alergias. Para evitar que tu bebé sea propenso a alguna de ellas, ventila a diario las habitaciones de la casa y limpia lo mejor posible. Para reducir la propagación de ácaros de polvo, cambia de sábanas a menudo y puedes usar colchas antiácaros.
– El polvo. Invade el aire, produciendo reacciones alérgicas en el sistema respiratorio (la rinitis crónica y el asma). Los microscópicos ácaros también invaden el hogar, escondidos en colchones y alfombras.
– El polen. Provoca reacciones alérgicas en los meses de abril a junio y de septiembre a octubre. Los estornudos y los ojos irritados son los síntomas más comunes.
Los alimentos son también causas comunes de alergias, si vas a introducir alimentos sólidos a la dieta de tu bebé, trata de dárselo uno a la vez, para que puedas identificar fácilmente si se produce alguna alergia.
– La leche de vaca. En el periodo del destete es común que se presente alguna alergia a la leche de vaca. La diarrea, los vómitos y los sarpullidos son los síntomas más habituales. Si el bebé presenta alergia a las proteínas de la leche de vaca, debes excluirla de su alimentación.
– Los huevos. Estos están presentes en muchos alimentos, y también en algunas vacunas. Los síntomas de la alergia al huevo pueden ser respiratorios o cutáneos. Los pediatras aconsejan no dar al bebé clara de huevo durante los primeros 12 meses.
– El gluten. Este se encuentra en el centeno, el trigo, la cebada, la avena y en los alimentos que contienen estos cereales. La intolerancia al gluten afecta a uno de cada 2000 niños. La diarrea acompañada de un estómago hinchado es el síntoma más común.
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