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Cuando mi hijo empezó a traer del pre-escolar pequeñas “tareas” para hacer en casa, me fue muy fácil y cómodo sentarlo en la mesa del comedor a trabajar. Sus deberes no le tomaban más de diez minutos y no requerían de altos niveles de concentración. Pero desde que entró a la primaria su carga de tareas y tiempo de estudio fue aumentando curso tras curso.

La mesa del comedor pasó a ser un gran inconveniente: es el centro de la casa y el paso obligatorio de todo el que llega o va hacia la sala, la terraza o la cocina; a las horas de las comidas mi hijo tenía que interrumpir la tarea o mover todos sus materiales a otro lugar para poner la mesa y la parte más difícil con la que yo tenía que lidiar era pedirle (¡un millón de veces!) que se concentrará en su trabajo, cuando desde allí podía escuchar la tentadora voz de sus hermanos más pequeños jugando animadamente o viendo la tele.

Me di cuenta de que definitivamente para él era imposible desarrollar hábitos de estudio y hacer trabajos de calidad en esas condiciones. Mi prioridad en ese momento pasó a ser la necesidad de crearle un ambiente adecuado para el estudio.

Lo primero, fue encontrar un lugar alejado de todo el ruido y el ajetreo de la casa. En mi caso, elegí el dormitorio de los niños. Saqué todos los juguetes y los llevé a una habitación aparte que desde entonces es su cuarto de juegos. Con eso solucionaba el problema de los hermanitos jugando alrededor.

Para acomodar el mobiliario debía buscar una buena iluminación natural y asegurar que la iluminación artificial le fuera suficiente en los momentos que la necesitara, así que ubiqué los escritorios cerca de la ventana y coloqué lámparas de tarea en cada uno de ellos. Elegí colores claros que potenciaran la entrada de luz y fueran motivantes para estudiar: blancos, azul celeste y verde claro. La selección de los colores debe depender también de las preferencias de tus hijos, son ellos quienes lo utilizarán y deben sentirse a gusto en ellos.

Si como yo tienes dos niños o más en casa, lo ideal es un escritorio doble o una gran mesa rectangular que permita aprovechar mejor el espacio de la habitación y a la vez les permita a ellos desplegar mejor sus útiles en la mesa, incluyendo sus equipos electrónicos. Una buena silla es fundamental ya que le proveerá comodidad y por tanto un mejor desempeño. No podemos olvidar proveerles de bandejas, portalápices o repisas para que puedan mantener todo organizado y fácil de encontrar. Una pizarra o mural de corchos es una idea fantástica para ayudarlo a organizar sus tareas pendientes y calendario de actividades.

De no disponer del espacio o la facilidad para crear el estudio en la propia habitación puede crearse en cualquier otro rinconcito de la casa, después de todo un escritorio y una silla no requieren de mucho espacio. Puedes colocar en un pasillo una mesa plegable de las que van atornilladas a la pared que abres cuando necesitas y cerradas no ocupan espacio, aparta una esquina en el balcón con buena ventilación, usa el clóset de ropa blanca en el pasillo para poner un escritorio dentro o bien vale la pena sacrificar un pequeño rinconcito en tu sala para que tu hijo logre los resultados académicos deseados.

En mi caso la medida ha dado sus frutos, tanto que hoy orgullosamente presumo de ser madre de un hijo en Cuadro de Honor.

Por: Maribel Casás de Sol
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