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Para los padres es una ardua tarea motivar la pasión por la lectura en los niños.  En un mundo dominado por el inmediatismo y simultaneidad, enseñar a los hijos a centrar su atención por medio a la lectura y encontrar en ella placer , constituye todo un reto.

El hábito de lectura es el resultado de una serie de factores que interactúan en la creación de un ambiente propicio para la formación del niño lector.

La presencia de libros en los hogares, su valoración y uso cotidiano contribuye a establecer en el niño vínculos de amor hacia la lectura. Los padres deben dedicar tiempo a compartir los momentos de lectura con sus niños,   escoger sus primeras lecturas y luego acompañarlos en la selección de los textos fundamentales para su formación como lector.

En la etapa preescolar son aconsejables los libros con coloridas y elocuentes ilustraciones, textos simples y rimados, de los que se desprenda cierta musicalidad y con frases reiteradas que estimulen la memoria del pequeño y le permitan incorporar nuevo vocabulario. Es necesario leerles con la mayor expresividad y elocuencia posible para que el pequeño  se interese por la lectura y desarrolle su imaginación.

En la medida  que el niño va creciendo, son apropiados los cuentos maravillosos poblados de hadas, duendes que despiertan en ellos su capacidad de asombro.

Entre los siete y once años, cuando el niño empiece a desempeñarse  como lector independiente, resultan apropiados los textos narrados, en los que abunda la fantasía mezclada con elementos moralizantes y de humor como las fábulas, mitos, leyendas.