Además de los juguetes indicados para cada rango de edad, el bebé suele meterse en la boca otros objetos que, en principio, te podrían parecer peligrosos. ¿Lo son?
Peluche: El peligro reside en una mala hechura del juguete. Si no está bien cocido o las piezas están un poco sueltas, el niño puede correr el riesgo de atragantarse.
Esponja: Le gustan las esponjas por su extraña reacción y tacto cuando las muerde. Debes comprobar que no tengan jabón y que no se desprendan trozos.
Papel: En la “exploración bucal” del bebé, la peor parte se la suelen llevar los libros y periódicos. Si bien no están pensados para ser chupados, la cantidad de tinta que pueden desprender, muy difícilmente intoxicará a un niño. El peligro está en que se atragante con un pedazo de papel.
Pelota: No debe ser más pequeña que una pelota de tenis, para evitar la tentación de que se la meta en la boca. Es recomendable que sea blanda y que no se desprenda pintura que el niño pueda ingerir.
Zapato: El cuero y el plástico son agradables para dar masajes en las encías; aunque no sea el mejor juguete, no es terrible que muerda su propio zapatito, siempre y cuando esté limpio.
Alfombras: Cuando gatea, quiere conocer mejor esa cosa peluda, y después de probar, su textura lo suele volver loco. Aunque no es posible tener la casa completamente esterilizada, mantén las alfombras limpias y aspiradas.