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Las habilidades sociales son el medio por el cual los seres humanos logramos vincularnos de manera satisfactoria. Las personas contamos con las herramientas para relacionarnos con los demás, pero la calidad de la interacción dependerá de nuestras habilidades sociales. Estas destrezas dependen principalmente de la maduración y de las experiencias de aprendizaje que ha tenido cada individuo. Es por esto que la etapa crucial para incidir sobre las mismas es la niñez y adolescencia.

En general los padres le suelen prestar mayor atención a las habilidades académicas de sus hijos, dejando a un lado las habilidades sociales, sin tener en cuenta que éstas son el mecanismo por el cual sus hijos lograrán tener relaciones interpersonales sanas a lo largo de sus vidas. No debemos olvidar que el bienestar emocional de las personas  está determinado en un mayor grado por las relaciones sociales, que por los conocimientos académicos. Si no fomentamos las habilidades sociales desde temprana edad, corremos el riesgo de que los niños y adolescentes terminen adoptando como modelos a otras personas que no necesariamente promuevan el comportamiento que nos gustaría ver en los hijos.

En las personas con necesidades especiales, las habilidades sociales suelen verse significativamente afectadas. Las alteraciones varían dependiendo de la severidad de la condición y en muchos casos también influye el manejo que se haya tenido. El desarrollo o potencialización de las habilidades sociales suele ser un área importante de trabajo en estos casos, iniciando con intervención individual y luego grupal. Se busca dotar a la persona de estrategias con el fin de mejorar la integración de ellas en su medio familiar, social y escolar.

Las habilidades sociales en los niños se aprenden principalmente a través del juego. En la medida que los chicos crecen, las demandas son mayores y es necesario incluir una serie de estrategias como son saludar, presentarse, normas de cortesía, dar un halago, recibir un cumplido, iniciar y mantener una conversación, expresión de emociones, etc. Estas habilidades se van enseñando desde pequeños de manera natural en los diferentes ambientes donde se desarrolla el niño, teniendo en cuenta los requerimientos de la edad y el grado de severidad de su condición. Pero en la medida que van creciendo, las terapias van encaminadas a prácticas formales de dichas habilidades a través de juegos de roles y ejercicios para desarrollar cada una de estas destrezas.

Tanto las terapias grupales de juego y las específicas de Habilidades Sociales requieren la dirección de un terapeuta entrenado quien servirá de guía y moderador. Asimismo, la presencia de otros niños, tanto en los casos de grupos homogéneos de niños con necesidades especiales como aquellos en los que hay integración, también sirven de modelo, no solo al ver cómo se comportan sino al ver cómo su forma de relacionarse les trae consecuencias favorables o desfavorables. Esto motiva la ejecución o evitación de dichas formas de actuar.

Es muy frecuente que los padres de niños con necesidades especiales se decidan a trabajar en estas habilidades cuando sus hijos llegan a la adolescencia,  lo cual no es el escenario ideal.

Si trabajamos las habilidades sociales desde la infancia tendremos un joven con menos dificultades e incluso con muy buenas capacidades y recursos para relacionarse, donde solo será necesario el fortalecimiento de los mismos acorde con las nuevas demandas de su edad. Es bueno resaltar, que por el contrario, cuando no se trabajan dichas habilidades desde la infancia, entonces tendremos jóvenes con dificultades muy marcadas que incluso podrían haber llevado al aislamiento y la evitación social. Estos casos requieren un entrenamiento más intenso de habilidades más básicas que no se han integrado.

Es recomendable trabajar las habilidades sociales desde la infancia no solo a nivel terapéutico sino en el hogar con la guía de los padres, propiciando actividades familiares y actividades con iguales, donde el hijo con necesidades especiales sea un participante activo.

Lic. Patricia Esteva Guillén

Psicóloga Clínica y de la salud

Especialista en Terapia Cognitivo Conductual

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