Semana Santa se va y pronto llega el mes de las madres.
Pero más que enfocarme en una estación del año, en esta edición prefiero enfocarme en esa fuerza poderosa que tiene la capacidad de mover montañas: el amor.
El amor lo es todo. Sé que muchos lo sabemos, pero no es hasta que nos vemos cerca de perder algo o alguien que verdaderamente amamos que nos hacemos conscientes de que el amor, en realidad es la mayor de las riquezas. Dios es amor. Si tengo amor, tengo a Dios, y si tengo a Dios, lo tengo todo.
Ser madre es un verdadero privilegio que nos otorga nuestro creador y que nos pone en contacto con ese gran amor. Este privilegio llega con muchas responsabilidades, responsabilidades que si asumimos de manera consciente, podemos convertirlo en una de nuestras mayores bendiciones.
Por: Shirley Pérez