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Este no parece quizás un tema apropiado para relacionarlo a parejas, pero algo en lo cual todos estamos de acuerdo es que el caos produce mayor caos y por consecuencia las personas envueltas, nunca podrán experimentar una verdadera plenitud de vida. Cuando llevamos este principio al plano familiar y en particular al de las parejas, nos daremos cuenta que muchas cosas están funcionando a media capacidad y en el peor de los casos, con un uso inadecuado, llevando la relación a un desenlace fatal que podría repercutir o trascender a otras generaciones.

Estamos hablando de que pongamos en una perspectiva correcta todas las cosas según el diseño original de las mismas. Esto implicaría producir cambios de prioridades en el ámbito familiar, emocional, laboral, económico y cualquier otra área que directa o indirectamente influya en la relación. Sabemos que los cambios producen crisis y por lo general, cuando los mismos tienen que ver con el establecimiento del orden correcto, esta es mayor, ya que trae consigo el rompimiento de hábitos o la movilización de una zona de comodidad que realmente resulta difícil para las partes envueltas.

Lo más importante aquí es que estemos dispuestos a ponernos de acuerdo con nuestra pareja y comprometidos a no abandonar el proyecto por duro que se ponga el proceso. (¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? Amos 3:3) No desmayemos a causa de lo que nuestros ojos estén viendo en este momento, comencemos a establecer orden y las cosas empezaran a fluir satisfactoriamente en nuestra relación.

Por: Javier Valdez
Pastor y Consejero familiar