WASHINGTON.- Según un estudio publicado por la revista Pediatrics and Adolescent Medicine, dar un poco de miel a un niño con tos antes de dormir, puede ser un remedio más efectivo que los jarabes que se compran en las farmacias sin receta medica.
La investigación realizada en el Colegio de Medicina de la Universidad estatal de Pennsylvania, comparó el tratamiento con dextrometorfan (DXM), un compuesto supresor de la tos que es el ingrediente activo en muchos jarabes para resfrío, con la eficacia de la miel como único tratamiento.
Como resultado se encontró que la miel actúa mejor que la ausencia de tratamiento o la administración de DXM en la reducción de la gravedad, la frecuencia y la intensidad de la tos nocturna ocasionada por la infección de las vías respiratorias superiores.
Los investigadores, encabezados por el médico Ian Paul, afirmaron que una pequeña dosis de miel antes ir a la cama mejora la dificultad para dormir, tanto en los niños como en sus padres.
La miel se ha usado durante siglos en algunas culturas para el alivio de los síntomas vinculados con la infección de las vías respiratorias superiores, como la tos, y se le considera segura para niños de más de 12 meses.
La miel tiene efectos antioxidantes y antimicrobianos bien conocidos, lo cual puede explicar su contribución a sanar heridas.
Ineficacia de los Jarabes para la tos sin recetas
En un estudio publicado en 2004, Ian Paul y sus colegas mostraron que ni DXM ni la difenhidramina, otro componente común en los jarabes para resfrío, operaban mejor que un placebo en la reducción de la tos nocturna o el mejoramiento de la calidad del reposo.
De hecho, en la actual investigación la administración de DXM no fue significativamente mejor para aliviar los síntomas de la tos y el resfrío que la ausencia total de tratamiento.
Estas conclusiones son aún más notables, luego de que un consejo asesor de la Dirección de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA por su sigla en inglés) recomendara recientemente no administrar jarabes sin receta para resfrío y tos a los niños menores de 6 años, debido a que carecen de eficacia como tratamiento y además pueden tener efectos secundarios nocivos.