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A través de los límites los niños y niñas aprenden a relacionarse con sus iguales y a respetar a la autoridad; comienzan a entender que las conductas emitidas van a representar una consecuencia y por ende es conveniente ceñirse a las reglas establecidas por sus padres, cuidadores, maestros y maestras. Cuando los niños conocen los límites, se sienten más seguros en su entorno, una vez esto sucede se sienten libres de explorar con el conocimiento de lo que es y no es permitido. Sin límites apropiados los niños tendrían demasiadas opciones y crearía confusión.

Consejos para poner límites:

1. Objetividad. Crea limites específicos con frases cortas y órdenes precisas. (“no botes la comida al suelo” es mejor que un “Ten modales en la mesa”).

2. Opciones. Las opciones son buenas para hacer que tu hijo obedezca algo que no quiere, debes saber cómo mostrarle una opción entretenida. (“Prefieres que te dé yo la comida o te la pico bien y te la comes tú”)

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3. Firmeza. Con un tono de voz seguro, sin gritos, y un gesto serio en el rostro es suficiente. El niño debe entender que no tiene otra opción más que la que das.

4. Acentúa lo positivo. Los niños reciben de mejor manera las órdenes positivas que las negativas. (“Habla bajito” a un “no grites”).

5. Guarda distancias. Cuando a una orden se le antepone un “Yo quiero”, estamos generando una lucha de poder personal y egos con nuestros hijos. (“Son las 12 hora de almorzar”).

6. Explica el porqué. Los niños necesitan respuestas y para que entiendan una orden necesitas explicarles el por qué. (“No muerdas a las personas. Eso les hará daño”)

7. Sugiere una alternativa. Las alternativas acompañan al límite y hace que parezca más positivo. (”Ese es un lápiz labial, no es para jugar. Aquí tienes un lápiz y papel para pintar”).

8. Firmeza en el cumplimiento. Las reglas flexibles confunden a los niños, si les dices que la hora de dormir es a las 8 y otro día se acuestan a las 9 de la noche el niño podría después pedirte esa flexibilidad.

9. La conducta estuvo mal, tu hijo no es malo. Deja claro a tus hijos que tu desaprobación está relacionada con su comportamiento y no va directamente hacia ellos.

10. Controla las emociones. Debes evitar que tus emociones se salgan de control, si estás muy enojada, piensa, respira y luego castiga o corrige.

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