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Hoy en día el tema de salud como nunca antes cobra vital importancia en nuestro medio. Continuamente vemos y escuchamos publicidad de planes de dietas, ejercicios, motivaciones a la medicina preventiva y otros. El matrimonio no escapa a esto, y por eso, quiero que nos atrevamos a identificar algunos elementos que podrían ayudar a construir una relación saludable y a la vez discernir qué podría más bien atentar contra esta salud.

Acepta tu pareja tal y como es

El gran sabio Salomón nos brinda, en algunos de sus proverbios clave que nos guían a alcanzar el propósito, estas líneas: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”. (Prov.18:21) Aquí podemos identificar el primer elemento que contribuye a la sanidad o no de una relación: las palabras. Es impresionante ver cómo una palabra dicha con el propósito de bendecir a tu pareja, acompañada con una manifestación física que guarda coherencia con lo expresado puede vivificar un matrimonio. No así cuando usamos nuestras palabras como látigo que hiere el alma de aquella persona que decimos que amamos.

¿Cómo demostrarle a tu pareja que realmente lo amas?

“El hombre iracundo promueve contiendas; más el que tarda en airarse apacigua la rencilla.” (prov.15:18) Ahora estamos frente al segundo elemento: control sobre las emociones. Nos sorprendería si comenzamos a analizar las estadísticas de matrimonios rotos o en crisis a causa de que uno o ambos en la relación, no pueden ejercer control sobre sus emociones. Es sumamente importante que en este proyecto que se llama matrimonio, nuestras emociones estén alineadas a la visión de la pareja y no al interés individual. Es saber cuándo tenemos que dejar la posición de argumentar o defender y convertirnos en pacificadores. Las continuas peleas llevan al deterioro de la relación y provocan poco a poco desaliento, frustración y distancia en el matrimonio. Existen innumerables elementos que edifican o destruyen la salud en una relación pero les dejo con estos dos para que comencemos a construir saludablemente.


RECUERDA DEBES LUCHAR POR SER, ¡NO POR QUERER SER!

Por: Javier Valdez
Pastor y consejero familiar

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