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Los tiempos de tempestad son una realidad en todo matrimonio, mientras trascurren los años vamos enfrentando crisis de diferentes tipos, incluso eventos deseados en la vida pueden generar dificultad en el matrimonio como por ejemplo: el nacimiento de un hijo, una enfermedad, un cambio de empleo, la muerte de un ser querido o la salida de los hijos del hogar.  Las dificultades no escapan de nuestras manos.

Pienso que la pareja, cuando está en tiempo de bonanza, debe conversar sobre la manera en que enfrentarán las dificultades, va a venir ese momento en el que uno de los cónyuges falle o que las puertas se cierren, que la tensión suba y se viva el día a día como si estuvieran dentro de un hoyo negro.

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Estas recomendaciones les servirán para mantenerse a flote aún en medio de la dificultad:

  • No olviden el compromiso que hicieron en el altar.  La cosa puede ponerse “picante” pero aquí nadie habla de divorcio.  No consideren el romper su pacto como una primera opción para vencer la dificultad.
  • Utilicen el sentido del humor.  Cuando el estrés sube nos ponemos agresivos, podemos decir cosas que no sentimos y herir de una manera enérgica a tu pareja.  Practiquen el reírse de las cosas que no salgan bien o de los errores que cometan en el camino.
  • Sean flexibles.  Identifiquen los cambios que sean necesarios para poder adaptarse a la crisis y ejecútalos.
  • Miran este periodo como algo temporal.  Las dificultades no son eternas, ¡aguanten que esta crisis no es eterna! como dice una canción que escuché hace muchos años: Después de llover el sol brillará! Llegará un momento en que abran sus ojos y se reirán de todas las dificultades que pasaron, ya que todo el dolor quedó atrás!

Erma Rudert, Terapeuta familiar

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