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Científicamente se ha demostrado que las primeras experiencias del ser humano se obtienen desde el vientre de su madre; las cuales pueden marcarles para bien o para mal. Me refiero por ejemplo a sentirse rechazado o por el contrario amado y aceptado. En el contexto del matrimonio al igual que lo citado anteriormente, las experiencias llegan a marcar de forma tal al individuo que el evento llega a influenciar en las emociones o toma de decisiones más que cualquier información adquirida intelectualmente.

Como consejero, en mi acompañar a múltiples parejas, he podido aprender algunas lecciones, las cuales comparto contigo: La primera es que “El amor existente entre dos personas por fuerte que sea, no es suficiente para lograr el éxito pleno en dicha relación”. Digo esto porque los patrones adquiridos o grietas en el carácter del individuo, pueden prevalecer en un momento determinado por encima del amor, ya que en ocasiones estarán actuando o hablando no por voluntad propia, sino por el cauce natural de sus propias vidas. Lo segundo es que “Para que la relación prospere y sea una verdadera bendición, el pacto matrimonial debe trascender las emociones” Estamos hablando de compromiso. Esta palabra fácil de declarar, pero un verbo tan difícil de conjugar, cuando nuestras emociones están siendo afectadas por las circunstancias que nos rodean o por esa persona que está supuesta amarnos o respetarnos, y por el contrario se convierte en instrumento para provocar dolor o desaliento. Es el compromiso que nos lleva a permanecer al lado para ayudar a nuestra pareja a ser la persona diseñada por Dios, que con paciencia le ayudemos a levantarse en sus caídas y aplaudir sus logros.

Es el compromiso que nos mantiene en el barco cuando todos nos dicen que saltemos ante un inminente naufragio. Lo tercero es que “La comunicación efectiva no garantiza la plenitud en su totalidad, pero es el instrumento idóneo para llegar a ella” Cuando hablamos de comunicación efectiva, nos referimos a todos los ámbitos en que la misma ha de manifestarse en una relación (espiritual, emocional, sexual, material y otras) la efectividad de la misma dependerá de que se logre el propósito establecido y anhelo o expectativas de la relación misma. En cuarto lugar, no por ser menos importante, sino más bien para que sea lo más fresco en tu memoria, “Sin Dios presente en el matrimonio, es imposible lograr todas y cada una de las cosas por lo cual Él mismo lo diseñó y lo estableció” podría hablar mucho de esto, pero te dejo con este pasaje de las escrituras: “Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; más para Dios todo es posible”  Mateo 19:26

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Javier Valdez

Pastor y Consejero familiar

fjvaldez@hotmail.com

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