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Diariamente estamos sometidos a hábitos y costumbres que son automatizaciones que llevamos a cabo de manera constante, lo cual nos ayudan en nuestro manejo en nuestro diario vivir. Pero días y épocas en las que debemos tomar decisiones para mejorar nuestra calidad de vida, decisiones para mantener nuestro carácter firme, mantener nuestro trabajo laborar en la línea correcta, trazarnos objetivos que nuestra vida futura, decisiones para manejar nuestras relaciones, nuestras finanzas, etc.

Tomar buenas decisiones es una tarea difícil. Sea en el área de tu carrera, tu matrimonio, tus finanzas, tu salud o tus hijos si los tienes, tu familia si eres soltera o soltero, tus relaciones, tu trabajo, existe un plan que te llevará a tomar decisiones correctas que te mantendrá en el camino hacia la búsqueda del sueño correcto para tu vida. De hecho, las mejores decisiones se basan en los siguientes aspectos:

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-Ora por dirección. Antes de cualquier cosa, obtén la perspectiva de Dios en el tema. “Necio es el que confía en sí mismo; el que actúa con sabiduría se pone a salvo.” (Proverbios 28:26 NVI).

-Entérate sobre la realidad. No hay contradicción entre la fe y los hechos reales. Averigua todo lo que puedas antes de tomar una decisión. Proverbios 13:16 dice: “El prudente actúa con cordura, pero el necio se jacta de su necedad”. (NVI).

Luego de llevar a cabo estos dos primero puntos, entonces procedemos de manera práctica a considerar los siguientes pasos:

*Debemos averiguar cuál es nuestro objetivo.

*Evaluar la importancia de nuestro objetivo.

*Organizar las opciones que tenemos. Organizar nuestro tiempo y el área que queremos trabajar luego de tomar las decisiones correctas.

*Evalúa la probabilidad de cada una de las opciones para la consecución de nuestro objetivo. Las fortalezas y debilidades.

*Escoger la mejor opción que no nos perjudique y que no perjudique a otros.

Utilizar las consecuencias de nuestra elección para modificar nuestro objetivo. Esto marcará el camino de otros futuros objetivos.

*Aunque sintamos temor, debemos seguir adelante, llevando a cabo las actividades que tenemos que realizar para lograr nuestros objetivos, siendo diligentes.

*Recordemos que la ausencia de temor no determina que estemos haciendo lo correcto o tomando la mejor decisión. Aunque sintamos temor debemos seguir adelante.

*Es propicio consultar a alguien experimentado en el área en la cual estamos enfocando nuestro objetivo. Alguien responsable y de buen testimonio que nos dé un poco de luz a la hora de tomar las mejores decisiones. Eso es pedir consejo sabiamente.

*Comprométete con tu decisión y llévala a cabo, y hacer un hábito de actuar en base a las decisiones tomadas hasta completarlas.

*Debemos tomar en cuenta el costo, tanto en tiempo como en los recursos que necesitamos. Cada decisión tiene un precio (tiempo, dinero, energía, reputación, talentos).

*Finalmente debemos considerar que si estamos enojados, o las circunstancias no son las más favorables, debemos esperar estar en calma, evaluar todo a nuestro alrededor antes de tomar la mejor decisión.

Tomando en consideración los puntos anteriores, lo más importante es que tomes conciencia de que, incluso con un número reducido de opciones, pasar por el proceso de la toma de decisiones puede resultar una ardua tarea. De hecho, cuantas más opciones generes, el esfuerzo para tomar una decisión aumentará proporcionalmente. Pero no debemos desanimarnos, sino seguir adelante y pensar en los mejores resultados y en el futuro.

Es relevante resaltar que lo que debe premiar en la toma de decisiones es que al final la decisión pase a ser una bendición para nuestra vida y para otros.

Escrito por: Evelyn Calcaño Cepeda, M.Ed.

Consultora Educativa

Consejera Certificada

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