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Al iniciar el Preescolar, los padres tenemos incertidumbre en torno a cómo se va a desarrollar nuestro hijo en esa nueva etapa del aprendizaje que comienza. A medida que pasa el tiempo, vamos recibiendo información sobre su desempeño, su trabajo, su independencia, su participación en el aula, su manera de socializar y vamos actuando en la medida en que recibimos retroalimentación de los maestros.

Cuando hablamos de aprendizaje, nos referimos no sólo a la capacidad del niño de aprender, sino también a cómo emplea sus habilidades en su rutina diaria. La labor de los padres es imprescindible en esta etapa ya que el aprendizaje es una labor conjunta de maestros y padres; debemos tener claro cuáles son nuestras responsabilidades y cuáles son las responsabilidades de nuestros hijos.

Los padres deben brindar las herramientas necesarias a los hijos para lograr el máximo desempeño. Se les debe proveer de los materiales escolares requeridos, dar seguimiento a las actividades del colegio, prestar atención a las necesidades que el niño va presentando y también brindarles el apoyo directo, y en caso de que lo amerite, buscar la ayuda necesaria para que el niño pueda lograr los objetivos establecidos. Esta ayuda puede, en algunas ocasiones, ir de la mano de un profesional que pueda identificar las dificultades que presenten nuestros hijos para así poder enfocarnos en un plan de acción. Por otra parte, se debe incentivar al niño a crear el hábito de trabajo o estudio, el cual puede lograrse sentándose diariamente con él de manera consistente.

La responsabilidad del niño es completar su tarea, comportarse de manera adecuada en el aula, seguir las reglas, completar las clases, organizar sus materiales en casa y en el colegio. A medida que el niño crece, la responsabilidad se va asumiendo y vamos creando niños cada vez menos dependientes del apoyo de los padres u otros profesionales. En caso de que el niño presente dificultades en grados mayores, debemos enfocarnos en un plan de acción a seguir; asegurándonos de que se cumplan las pautas establecidas y en un período posterior, ya el niño u adolescente podría ir asumiendo su independencia.

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La responsabilidad escolar es un conjunto de factores que se van enseñando, exigiendo, modelando y trabajando dentro de una familia. Esto no indica que la entrega de trabajos por parte del niño o joven dependa de los padres, así como tampoco que el niño tenga todos sus materiales y útiles a mano, sino que el proceso de aprendizaje en un contexto escolar toma tiempo y requiere de un paso a paso, de guiarlo para luego permitir y confiar en sus decisiones y actuaciones.

Ante esto quedaría la duda, ¿cuándo se interviene en su proceso académico?:

Los padres deben intervenir cuando observan necesidades, cuando éstas se identifican, ya sea dentro del aula o cuando el mismo niño la pide. Los padres deben revisar tareas, chequear calendarios, notas, conversar con maestros, etc. La necesidad de intervención dependerá de cada niño, tomando en cuenta sus necesidades en el aprendizaje, la edad en que está y la actitud y el hábito de estudio del mismo niño.

¿Cómo logramos mayor independencia y mejor desempeño?:

Simplemente dando seguimiento, verbalizando cuáles son sus responsabilidades, tales como, guardar su tarea, poner la mochila en un lugar específico, tener lápiz y borra en el lugar donde se hace la tarea, iniciar la tarea a una determinada hora, cerciorándose de que el niño entienda lo que se le está pidiendo.

Los padres somos guías y apoyo, pero no somos los responsables de sus tareas; de darles las respuestas a las preguntas, de hacer los trabajos de ellos ni de excusarlos ante los maestros. Simplemente debemos alentar el aprendizaje involucrándonos, ayudándolos y comunicándonos con el colegio.

Por: Liza Rivas
Psicóloga Clínica, Parent Coach